Inicio 9 Críticas y Reseñas 9 Sobre «Hija de sangre y otros relatos», de Octavia E. Butler

“¿De qué les sirve la ciencia ficción a las personas negras? […] ¿De qué sirve la reflexión sobre el presente, el futuro y el pasado que ofrece la ciencia ficción?” (130-131) se pregunta Butler en su ensayo “Obsesión positiva”, incluido en esta antología. En un medio donde predominaban las voces blancas y masculinas, y donde circulaba la idea de que los negros no leían relatos del género porque lo consideraban un entretenimiento de blancos, Octavia Butler se convirtió en la primera mujer afrodescendiente que escribió y publicó obras de ciencia ficción. Esta autora realiza un gesto audaz: trata de inscribir a los negros dentro de un género que los ignoraba –sobre todo a mujeres, quienes siempre son las heroínas– y, de la mano de ciertos tópicos de la ciencia ficción, revisa distintas problemáticas de la historia de los afro en la diáspora, específicamente en los Estados Unidos. Así, trata de desmentir ciertos relatos utópicos y figuraciones del futuro no racializadas, para afirmar que la experiencia afrodiaspórica –la segregación racial, el temor a la mezcla, la esclavitud, el control biopolítico del cuerpo y la violencia– son cuestiones que amenazan a la humanidad entera si esta olvida su pasado y padece de amnesia cultural.

Esta antología reúne una serie de relatos breves y ensayos que la autora publicó entre los años setenta y noventa en revistas pulp de ciencia ficción reconocidas, como Asimov’s Science Fiction y Clarion. Originalmente publicada en los Estados Unidos en el 2005, un año antes de que falleciera Octavia Butler, Hija de sangre y otros relatos es un antecedente importante dentro del ámbito editorial y literario del mundo hispanohablante: es la primera vez que se traduce al español y se suma a las pocas obras que se tradujeron de la autora recientemente,1 lo cual es un indicio de un creciente interés en ella en la región. Regresar hoy a Octavia Butler nos permite armar cierta genealogía de la ficción especulativa e imaginación fantástica presente en la tradición literaria y cultural afro desde la vida en las plantaciones de algodón. Como afirma la traductora del libro, Arrate Hidalgo, imaginar es necesario, la abolición de la esclavitud fue gracias al pensamiento imaginativo y ciertamente futurista de las generaciones anteriores.

El libro, introducido por un breve prefacio de la autora, está divido en tres partes: relatos, ensayos y un anexo con cuentos que permanecieron inéditos hasta la publicación de la antología en inglés. Cada texto, además, está acompañado por un epílogo, unas breves palabras donde la autora comenta anécdotas que la condujeron a escribir las historias, discute las lecturas sesgadas que la crítica literaria hizo de sus cuentos y formula posibles líneas de interpretación “sin destripárselos a los lectores” (14). Allí también se ven sus esfuerzos por crear cierta imagen de autor y mostrarse como una escritora que es más que una mujer “negra” y una vocera de los oprimidos: es una mujer pensativa, trabajadora y, sobre todo, humana.

En cada uno de estos cuentos, Butler retoma fragmentos de la experiencia de los afrodescendientes en los Estados Unidos y explora cómo los discursos científicos y pseudocientíficos de la Modernidad atraviesan los cuerpos, cómo el miedo suscita violencia, y qué formas de poder y sometimiento existen. El primer relato que abre la antología, “Hija de sangre” –publicado originalmente en 1983– es quizás su cuento más famoso, con el que Butler ganó los premios Hugo y Nébula. Allí, un grupo de seres humanos se ve obligado a huir de la Tierra para escapar de la esclavitud. En el “nuevo mundo”, estos humanos entran en contacto con los Tlic, una civilización extraterrestre que tiene problemas para reproducirse y dejar descendencia. Los humanos y los Tlic deben unirse para sobrevivir y transformar una relación parasitaria en una relación simbiótica.2 Aquí se muestran los desafíos y las tensiones entre distintos modos de concebir el cuerpo, entendido como un objeto o como algo a lo que se debe amar y cuidar. Así, al superar el horror y los tabúes sociales, las dos especies se alteran y se transforman sin que ninguna sea superior a la otra, noción que legitimó durante siglos la anexión de territorios, la subordinación de “razas inferirores” y su progresiva extinción.

Los tópicos de la supervivencia, del alien y de la simbiosis recorren toda la producción escrita de Butler. En “La tarde y la mañana y la noche”, Butler indaga sobre las implicancias que tuvieron los discursos pseudocientíficos del siglo XIX y XX en la configuración del pensamiento racial de los Estados Unidos y la segregación; discursos tales como la eugenesia y el cientificismo racial configuraron un modo de ver el cuerpo y de catalogar a los seres humanos en “sanos” y “enfermos”, útiles y desechables. También, explora las dos caras de la creencia en el “progreso” científico y social. Allí, gracias a los avances científicos y farmacéuticos, se crea una droga que puede curar el cáncer pero que, a su vez, es detonante de una enfermedad genética que se transmite de padres a hijos y que produce demencia. Esto obliga a que la sociedad se divida y que los enfermos tengan que vivir apartados del resto por ser considerados sujetos peligrosos.

 “Sonidos de habla” –otro relato que recibió el premio Hugo– expone el colapso de la sociedad norteamericana a causa de un virus que imposibilita el habla. Aquí, la tecnología que se explora es el lenguaje y su rol en la conformación de sociedades: a falta de ella, la civilización se pierde y aparece la barbarie. También, se realiza una crítica a la representación histórica que se hizo de los Estados Unidos como un lugar idílico. La sociedad está sumida en el caos y reina la violencia y la indiferencia ante el dolor ajeno. Los otros dos relatos de la primera parte dejan a un lado la ciencia ficción y exploran situaciones que ocurren en la vida cotidiana en el seno de una familia y en la ciudad. En “Parientes cercanos” se aborda el estigma sociocultural que genera ser hija de una relación incestuosa –inspirado, según Butler, en su pasado baptista– y en “Al otro lado” presenciamos la explotación laboral que sufre una mujer que trabaja en una fábrica y padece de alcoholismo. Esta alternancia entre géneros y temas, muestra la producción heterogénea de Butler –quien principalmente hacía novelas–. Sus obras se resisten a etiquetas y habla de una “lógica trickster” de sus textos.3

En el anexo de relatos nuevos se agregan otros dos. “Amnistía” muestra la vida de una joven que fue abducida por unos extraterrestres que invadieron la Tierra y, luego, el gobierno humano desea extraerle información. Ella actúa como traductora o “puente” cultural entre ambas sociedades. Al igual que en el cuento que abre la antología, aquí se muestra cómo el desconocimiento del otro y el miedo incitan a la destrucción del diferente y a su dominación. El último cuento que cierra la colección es “El libro de Martha”, en donde Dios se le presenta a una joven y le da el poder de crear un mundo que sea perfecto. Este aparece como alguien severo, parcial y cambia de forma: puede ser mujer u hombre de distintos colores. Este gesto permite cuestionar las representaciones hegemónicas que se han hecho de él ya que esconden posturas ideológicas. También, se afirma la imposibilidad de crear mundos perfectos y homogéneos, cuestión que Butler creía imposible porque somos seres humanos imperfectos.

“Obsesión positiva” es uno de los dos ensayos de la antología y permite acercarnos a la vida y obra de la autora: desde su infancia en California y el fantasma de la segregación racial, la incredulidad de su familia frente a una niña negra que quería vivir de la escritura, su timidez y la literatura como refugio, sus fracasos frente a las editoriales y la esfera literaria local –“Por aquel entonces casi todos […] eran hombres blancos” (129) –, su primera publicación en Clarion gracias a la ayuda de Harlan Ellison, y sus argumentos sobre por qué una persona negra puede –y debe– escribir ciencia ficción, así como motivaciones al respecto para los lectores: “No tienes permitido preguntarte si, como persona negra, como mujer negra, podrías ser de verdad inferior […] Tienes que saber que eres tan buena como cualquier otra persona” (ídem). En “Furor scribendi”, Butler brinda consejos para aquellos que deseen empezar a escribir.

Octavia Butler (1947-2006)

El libro es parte de la colección “El origen del mundo”4 de la editorial Consonni y está acompañado por la inserción de ilustraciones de la artista española Nadia Barkate, inspiradas en los cuentos de Butler que lindan con lo bizarro y el horror del cuerpo. Si bien esta versión de la traductora Arrate Hidalgo no posee notas al pie ni un estudio crítico introductorio y, por momentos, usa expresiones que nos parecen forzadas para nuestro castellano rioplatense, es la primera vez que se nos acercan estos relatos en español y abre las puertas para que empiecen a crecer localmente traducciones y estudios académicos sobre autores de raíces afro. Leer esta obra hoy en día permite introducirnos en una autora excéntrica y audaz que interpela a una nación que niega su negritud, y a nosotros mismos, hijos de un país que constantemente ha negado la existencia de los afrodescendientes dentro de sus propias fronteras. Frente a esto, sus cuentos nos invitan a reconstruir cierta conciencia histórica para evitar que el horror del pasado se repita, como diría el escritor Ralph Ellison, a modo de un “boomerang”.

Melissa Cammilleri (UBA)


  1. Parentesco (2019, Capitán Swing) y Parábola del sembrador (2019, Overol).
  2. Los Tlic inyectan sus huevos en los humanos y estos pueden llegar a morir, mientras que al proceso se lo describe como doloroso. Por otro lado, los hombres son los que deben “embarazarse” y no las mujeres, cuestión que altera los roles tradicionales de género.
  3. Gran parte de la crítica estadounidense afirma que Butler pertenece al Afrofuturismo, término que acuñó Mark Dery en 1994 para designar a aquellos escritores negros que, a lo largo del siglo XX, usaron la ciencia ficción y la mezclaron con la historiografía y el pasado de los Estados Unidos con ánimos de crear mundos y futuros alternativos. Butler, en cambio, nunca afirmó pertenecer a ningún movimiento y cuestionaba, en varias ocasiones, que sus obras fueran enteramente de ciencia ficción.
  4. Dicha colección rastrea formas de pensar y representar la vida y explora la literatura especulativa y los mundos imaginarios que crean escritoras afro como Akwaeke Emezi y Octavia Butler. También, en esta misma línea, Consonni ha editado a la activista feminista bell hooks, a Charlene A. Carruthers y los ensayos de Donna Haraway para quien, vale comentar, Butler era una “teórica de lo cyborg”.