Inicio 9 Críticas y Reseñas 9 Sobre «Burning Boy: The Life and Work of Stephen Crane», de Paul Auster

En un considerablemente extenso y detallado trabajo de investigación titulado Burning Boy; The Life and Work of Stephen Crane, Paul Auster le rinde homenaje a Stephen Crane, aquel Burning Boy que cambió su vida para siempre luego de leer The Red Badge of Courage en la escuela secundaria (recientemente se ha publicado la versión traducida al español, La llama inmortal de Stephen Crane, por la editorial Seix Barral). Auster no oculta su incondicional admiración por este precoz escritor que, según Auster, “rompió con casi todas las tradiciones que lo precedieron […] fue tan radical para el momento que puede considerarse el primer modernista norteamericano”1 (Auster, 2021:1) y continúa en su tono celebratorio al proclamar a Crane como “el hombre con mayor responsabilidad por cambiar la forma en que vemos al mundo a través de la lente de la escritura” (1).

Consternado por la eliminación del libro de las lecturas obligatorias de los estudiantes de las escuelas secundarias en Estados Unidos, Auster declara que el propósito de su libro es reivindicar a uno de los escritores que, según él, “merece estar entre [los] dioses” (3) de la literatura norteamericana, junto con Poe, Whitman y Henry James, entre otros.

Auster recorre apasionada y minuciosamente cada estadio de la breve vida del relegado autor, quien moriría a sus tan solo 28 años de tuberculosis, entretejiendo cada evento con el contexto socio histórico que acompañó a Crane en esos años. En cada etapa, Auster destaca el carácter contradictorio, arriesgado y desafiante del joven escritor desde mostrarse fumando y tomando cerveza en público a la llamativa edad de seis años, hasta involucrarse en un escándalo que tomó carácter público al declarar a favor de una trabajadora sexual que había sido arrestada ilícitamente en una corte de Nueva York. Heredero de una consciencia de justicia social legada por su padre, no dudó en defender a la injuriada mujer, aunque esto le costara el exilio de la ciudad de Nueva York, donde los periódicos no cesaban de hostigarlo. Ya en 1892, cuatro años antes del altercado con la policía de Nueva York y con solo 20 años, Crane había escrito un artículo para el periódico Tribune, que influenció en la derrota de los republicanos en el colegio electoral, causó la ruptura de su amistad con Roosevelt, quien seguiría resentido con Crane aún después de su muerte, y marcó un comienzo de una carrera periodística de crítica social. Auster afirma que Crane estaba horrorizado por la realidad que lo circundaba, el capitalismo salvaje y “los caídos en el reino de un dios que puede o no que exista” (109).

En la celebratoria biografía, Crane emerge como un “agudo observador de la realidad que desprecia la arrogancia de los ricos” (143), capaz de esperar en la intemperie con escaso abrigo, lo que le costaría una posterior neumonía, junto a un grupo de indigentes en medio de una feroz tormenta de nieve para poder experimentar con exactitud lo que sufren los desamparados. Auster presenta a Crane como un autor dotado de una capacidad innata para traducir el mundo visual a “sharp-seeable word-pictures” (149), capaz de observar en la multitud sin ser parte de esta, adepto en conjugar lo psicológico y lo visual (173), lo que le permitió escribir un aclamado libro sobre la guerra, sin haber participado en ningún conflicto bélico previamente, aunque años más tarde sería corresponsal en Grecia, junto con su gran amor, Cora.

Los intereses de Crane son llamativamente similares a los de su biógrafo, entre los que se destacan su amor por los perros, el béisbol, los cigarrillos y la escritura. Asimismo, ambos escritores comparten su desinterés y descuido con el dinero, su obsesión con lo imprevisto y hasta su relación con el postmodernismo, del cual afirma Auster que The Third Violet, publicada en 1897, es probablemente la primera novela postmoderna en el mundo literario (328).

Luego de que su reputación quedara dañada por las repercusiones del caso de la trabajadora sexual, Crane decide irse de Nueva York. Se embarca en el Commodore rumbo a Cuba, donde se ve envuelto en un traumático naufragio en el que, sin embargo, en palabras del capitán del barco, Crane actúa con gran valentía (450). Dicho evento inspiraría su aclamada historia “The Open Boat”. Sorprendentemente, Crane vuelve a Cuba como corresponsal de la guerra hispano-estadounidense en 1898. Auster identifica esta inusual compulsión por la guerra: “he wanted war, real war” (476), lo que subraya que distingue a Crane de otros escritores. Es esta obsesión por experimentar la guerra en vivo y en directo lo que lleva a Crane a convencer a quien sería la mujer más importante en su vida, a la vez que su incondicional compañera de aventuras, Cora, a acompañarlo como corresponsal de guerra a Grecia. La vida vivida cara a cara con la muerte es “the bedrock undermining al lof Crane’s best work” (489).

A su regreso, deciden instalarse definitivamente en Inglaterra, donde encuentran una sociedad menos rígida que la americana para vivir en concubinato. Es aquí donde forja una entrañable amistad con Conrad y Henry James, quienes quedarían profundamente afectados por la pérdida de su amigo en 1901.

Como resultado de sus constantes problemas financieros, Crane viaja a Cuba en 1898 en un intento desesperado de ganar dinero y regresa a Inglaterra con una salud que irá progresivamente deteriorándose hasta su fallecimiento en Alemania en el verano de 1900.

Auster mantiene un tono personal de gran admiración y reconocimiento a uno de los escritores que influyó en su propio camino de descubrimiento como autor, y es así que nos obsequia un exhaustivo y celebratorio homenaje al Burning Boy.

Referencias

  • Auster, Paul (2021). Burning Boy: The Life and Work of Stephen Crane. New York: Henry Holt and Company.[En español: idem (2021). La llama inmortal de Stephen Crane. Trad. de B. Gómez Ibáñez. Buenos Aires: Seix Barral]

  1. Todas las traducciones del presente texto son propias.